El espíritu misionero se aprende en la escuela de Jesús. Los Doce fueron llamados para hacer tal clase de obra; y Jesús no los envió antes de estar listos. Veamos cómo formó en ellos tal espíritu misionero.
Las principales etapas de su desarrollo fueron:
1. La observación de la necesidad espiritual de las gentes.
Se dice que Jesús, “viendo las multitudes”. V.36a Los discípulos fueron invitados a observar la miseria del pueblo. Lo mismo hizo Jesús en Samaria (Juan 4:35). Les hizo ver y apreciar la necesidad. V.36b Se necesita lo mismo hoy. Más que miseria física hay miseria espiritual: éste es el gran problema de la civilización moderna. No la ven los políticos, ni los reformadores. ¿La vemos nosotros?
2. La compasión.
“Tuvo compasión.” V.36a Jesús quiso inspirarles tal sentimiento, que abundaba en él. Tuvo compasión de la madre de Naín; de la multitud hambrienta; de la pecadora que lo ungió; de la acusada de adulterio; etc. Hay mucha compasión hipócrita —de palabra— pero mucho egoísmo en el
fondo. La compasión nos hace sufrir. Preferimos no ver ni pensar en las miserias ajenas. ¡Y qué miseria mayor que la de los pecadores perdidos! Ej.: Pablo en Atenas. Romanos 9:1, 2.
3. La oración.
“Rogad…” V.38 Somos incapaces de remediar tanto mal. Dios es quien puede proporcionar los medios de salvación. El Evangelio; los mensajeros. V.37 La oración sincera es la expresión de nuestro interés.
4. La acción.
“Id… predicad” Marcos 16:15; Mateo 10:6-7. Si tenemos compasión, si oramos sinceramente, también anunciaremos el mensaje. Y al hacerlo se avivará el espíritu misionero.
5. Las dádivas.
“Dad de gracia” (Mateo 10:8). Debían hacer los discípulos. Dar el mensaje, dar toda la ayuda posible sin esperar paga. El espíritu misionero conoce la dicha de dar; y se aviva e intensifica dando. Nos interesamos en obras para las cuales hemos contribuido.
Damos para lo que amamos. Rico no es el que ha ganado mucho, sino el que ha podido dar mucho. ¿Tenemos el espíritu misionero? Cristo nos invita a mirar como él, compadecer